Ella es mi alma gemela, con la que puedo ser tal y como soy, y con la que puedo estar desde peleándonos para ver quién habla primero y le cuenta algo a la otra, hasta disfrutando juntas del silencio haciéndonos las muertas flotando en el mar mientras el sol nos pega en la cara.
Todos y cada uno de los momentos que paso con ella tienen algo mágico, algo que los hace especiales.
Pero tener un alma gemela no significa tener un clon, alguien igual que tú, porque ella y yo somos dos estilos diferentes, pero el secreto está en que nos complementamos, y sabemos lo que le gusta a una de la otra. Le encanta el helado de vainilla con cookies.
Gracias a ella, ahora tengo la certeza de que sí existe un alma gemela para cada persona, y es alguien que cuando la encuentres, sin buscarla, va a acompañarte a lo largo de tu vida, convirtiéndose en tu compañera de viaje, porque sabes que da igual que la hayas conocido hace un año, siete meses, o dos días, tú sabes que es ella y que va a estar siempre contigo, que no vas a necesitar perderla para saber que la has encontrado.
Y, si se pudiera medir la felicidad, el grado que hay ahora de ésta en mi vida, desde que ella está, se ha multiplicado por diecinueve, los años que he estado incompleta.
Chimichurris.
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